Por Aldo Chiarella *
Tener sentido del humor es un don muy especial que hace que aquel que lo posea alegre su propia vida y la de los demás. Personalmente lo he podido disfrutar de mi médico de cabecera (el doctor García) que sin abandonar su profesionalidad dice las cosas de tal forma que aún en el caso de estar comunicando un diagnóstico serio, lo hace que como si fuera una caricia, Uno siente que está en manos de alguien que no minimiza lo que dice, Conserva el nivel como excelente profesional que es; pero acompaña sus palabras con calidez y con “sentido el humor”. Lo he podido disfrutar: con docentes que hacían sus clases divertidas en contraposición de algunos acartonamientos que utilizan algunos, fundamentando que el conocimiento debe ser impartido con solemnidad. Obviamente con humoristas, que hicieron que me divirtiera (sería bueno acompañar a clases de historia argentina reciente con monólogos de Tato Bores), también con muchos otros que ejercen distintas profesiones.
Cuando ese sentido del humor se une a una gran capacidad: literaria (por ejemplo) el placer que contagia es ya inconmensurable. Esto me lleva a mencionar al señor Roberto Fontanarrosa (que pena tan grande que me invadió cuando conocí la noticia de su fallecimiento.) Antes de esto he podido ver los buenos resultados que obtenían docentes de lengua haciendo leer a sus alumnos sus cuentos en los que se agregaba algo tan valorado por casi todos los argentinos como el fútbol. También Galeano, Soriano García Márquez, Sacheri que escribió un cuento titulado “esperando a tito” que recomiendo con entusiasmo. etc., escribieron páginas de muy buena literatura sobre dicho tema y en algunos casos con un sentido del humor excelente. Fontanarrosa hacía eso.
Hace poco tuve en mis manos un reportaje que le hicieron y cuando expresa que a pesar de ser “lengua, literatura y plástica” sus materias preferidas, sufrió mucho cuando le hicieron leer e interpretar “El cantar del Mio Cid”; también cuando lo hacían copiar “naturalezas muertas” cuando él prefería crear, no copiar, con un estilo que en su adolescencia ya se estaba elaborando.
Con todo mi respeto aconsejo a los docentes tener en cuenta estas páginas literarias de gran nivel, que como ya expresé, hablan de cosas más cercanas a los jóvenes, porque la batalla emprendida para que lean debe valerse -como toda batalla- de estrategias. No preconizo el “todo vale”, estoy recomendando lecturas valiosas de excelentes autores.
García Márquez en uno de sus libros “Relatos costéenos” expresa que el fútbol no le gusta, que su deporte preferido es el béisbol; pero que al observar el entusiasmo y la alegría del pueblo futbolero envidia esa pasión que él ya no puede adquirir. Personalmente se lo he leído a alumnos que lo disfrutaron y tres de ellos me pidieron que les recomendara otros libros de dicho autor.
En párrafo anterior mencioné la batalla emprendida para hacer de nuestros niños y jóvenes buenos lectores; tratar de resaltar la importancia y las ventajas de aquellos que poseen el hábito de la lectura es casi redundante. He llegado a expresar mi admiración por la autora de “Harry Potter” y no porque sus libros sean genialidades literarias sino porque consiguió que millones de niños leyeran. Lo que consiguió esa autora que evidentemente no tenía conocimientos pedagógicos escolarizados, hubiera sido imposible de entender sin tener en cuenta el atractivo que tiene para nuestros niños “lo mágico”. Los padres y docentes recibimos un mensaje: iniciar a nuestros niños con lecturas que les interesen. No estoy hablando de los libros de texto, estoy refiriéndome a las lecturas que realizamos por el único placer de leer; que si logramos desarrollar en nuestros chicos, en este tiempo dominado por la cibernética y la televisión, podremos afirmar que hemos cumplido con uno de los pilares de la educación, “y eso sí que no es poco”.
Me gustaría compartir con ustedes algunas de las opiniones de Fontanarrosa sobre la lectura: fueron extraídas de un reportaje que le hicieron:
- “La escuela a mí me dio dos cosas fundamentales: amigos y aprender a leer y a escribir”
- “Ahora muchos se quejan de que los chicos no leen; yo recuerdo que Fernando Savater dijo: si le dices a tu hijo que lea; pero no te ve leer a ti, sospecha de lo que le dices.”
- “Algunos pretenden que los hijos lean a los clásicos; yo creo que eso más que entusiasmarlos, los va a espantar y eso es un gran riesgo porque no vuelven más. Que primero empiecen a leer algo cercano a ellos y cuando hayan adquirido el hábito de la lectura; ahí sí”.
- “Yo le digo a mi hijo que quiero que lea pero no le pongo como meta que sea un intelectual, sino porque leer es tener siempre una buena compañía; porque es divertido; porque se aprende; porque enriquece el lenguaje; porque todavía es irreemplazable. No pretendo que pueda hablar de la diferencia estilística entre Cortázar y Vargas Llosa; eso queda para la interna literaria.”
- Mucha gente se queja: “la televisión se mete en tu casa”. Eso es mentira: vos la pagaste y bien cara; la llevaste a tu casa; la metiste vos; la ubicaste en un lugar preferencial. Si alguno de sus programas te hacen considerar que no permiten que tu hijo lea, recordá que tiene un botón que la enciende; pero que también la apaga”.
- Director General del Colegio Modelo Santa Teresita
- Maestro Normal Nacional y Profesor de matemática.
- Fue director de los colegios San Marcos y Pablo Pizzurno.
- Ex docente de primaria y de matemática del colegio St. Johns de San Isidro. Autor de varios trabajos y artículos sobre educación.