Por Aldo Chiarella*
El camino del conocimiento actual se construyó sobre la base del “cero”. De ahí en adelante la humanidad descubrió la matemática, la filosofía, la palabra el pensamiento, la ciencia, la tecnología, el arte, etc; así hasta nuestros días y sin duda en el futuro.
Dice James Frazer en su libro:”La rama dorada” que: “…la historia y la teoría del lenguaje no serían comprendidas sin conocer la historia y la teoría de la matemática”. El escritor venezolano Luis Britto garcía escribió “…al principio, el número era tan sagrado como la palabra: la escritura y los números fueron el doble registro de una misma mitología”.
Los semióticos le dan la razón, incluyendo a Umberto Eco, en su libro: “La ricerca della lingua perfetta”. En esa obra sueña con un lenguaje universal, una utopía de muchos. En su estudio de lo que él denomina lenguas perfectas, Eco asegura que “la cifra” aparece en todas ellas. Propone un alfabeto alfanumérico. Esta posibilidad es innegable desde que Israel, Grecia y Roma representaron los números con letras, cuestión que perduró en el álgebra, la química y la física hasta nuestros días. Afortunadamente los árabes vinieron en nuestra ayuda al crear el sistema de numeración actual basado en diez dígitos y con la regla sencilla que nos indica su valor posicional. Para hacerlo más sencillo diré que un dígito por ejemplo el 8 según su posición en la cifra vale 8 –80—800—etc. Dije afortunadamente porque nos hace posible todo tipo de algoritmo o podría agregar las series numéricas (hace poco el libro “El código Da Vinci” popularizó la serie de Fibonacci).
¿Quién era Fibonacci? se llamaba “Fillius Bonacci” que literalmente quería decir algo así como: “hijo de un buena persona”; considerando la cantidad de hijos de malas personas que andan por el mundo no deja de ser auspicioso que ese nombre se le dio a alguien que creó algo positivo para la humanidad. Siguiendo con Fibonacci digamos que se le ocurrió una serie numérica en la que cada dígito es igual a la suma de los dos anteriores: 1, 2, 3, 5, 8, 13…; después se descubrió que esa serie estaba en la naturaleza en todas partes: las caracolas de los nautilos; las hojas; los pétalos de las flores, etc.; resultando ser uno de los misterios matemáticos del universo. Su aplicación en los seres naturales surge de dividir un número de dicha serie por el que lo precede el cociente será 1,618 o por lo menos tiende a esa cifra. Se la llamó “la divina proporción” y se la representa con: “phi”. Dice Brown: la ubicuidad de phi en la naturaleza trasciende la casualidad por lo que los antiguos creían que ese número había sido determinado por el creador del universo”. Da Vinci fue el primero en demostrar que el cuerpo humano está formado por bloques constructivos cuya razón siempre es phi. En “el hombre de Vitrubio” (posiblemente la figura humana más popularizada) se ratifica lo dicho anteriormente.
Otra curiosidad de la matemática es la “historia del cero”: cuando Alejandro Magno conquistó Babilonia, en el año 331 A. C.; afortunadamente se hizo acompañar por científicos entre los cuales había matemáticos; los que observaron que los conquistados usaban un signo para representar:”la nada”. Se lo representaba con un círculo (posiblemente la primera letra de la palabra oudén, que quería decir: nada). Más tarde el cero viajó a la India. Cuando la numeración arábiga se universalizó el cero estaba en el “paquete”.
El asunto es que sin el cero sería imposible la ciencia moderna o la tecnología. Tampoco hubiéramos conocido “el cero y el infinito” de Koestler. Ni “el ser y la nada” de Sartre….y ahora permítanme el sarcasmo: Pol Pot en 1975 no podría haber proclamado el año cero. Lo que hubiera sido una afortunada jugada del destino; no hubiera batallas con “cero bajas” según Bush, o Giuliani no podría haber impuesto “la tolerancia cero”. Tampoco podríamos representar simbólicamente la actuación parlamentaria de algunos políticos que tuvieron cero intervenciones.
Ahora en serio: no tendríamos números negativos; como consecuencia no mediríamos las temperaturas bajo cero(como lo hacemos ahora); los años anteriores al nacimiento de Jesucristo se tendrían que representar de otra manera; no podríamos escribir 2008; tendríamos que representar los decimales de otra forma; y así se podrían mencionar muchísimos ejemplos. Tampoco en el devenir de la vida que cada tanto nos da bofetadas.
Nunca nos sentiríamos como un cero a la izquierda, soñar no cuesta nada. O sea cero.
- Director General del Colegio Modelo Santa Teresita
- Maestro Normal Nacional y Profesor de matemática.
- Fue director de los colegios San Marcos y Pablo Pizzurno.
- Ex docente de primaria y de matemática del colegio St. Johns de San Isidro. Autor de varios trabajos y artículos sobre educación.