Celeste Carballo

Por Jorge Stermieri.

 

Dando música a la vida

 

P1230569¡Celeste Carballo me ha dado una nota en su casa! Soy consciente de que esto no sucede a menudo. Es una oportunidad de estar cerca de una persona casi mítica pero que aún se encuentra a mitad de camino en la vida y en su potencial creativo. Tener cincuenta y ocho años en esta  época es ser más joven que Mick Jagger,  y ya es mucho decir. Rockera y bluesera a simple vista, aunque también ha logrado  un discazo de tango y a puro clásicos llamado “Celos”.  Voy a tomar la ruta dos ya mismo y parto hacia el oeste del conurbano bonaerense donde se encuentra su lugar en el mundo desde hace milenios. Esta capitalina criada un puñado de años en plena pampa húmeda, tiene siempre nueva data para entregar y nueva música, aparte de sus perros y la huerta plena de hojas verdes sin agrotóxicos. Me  recibe en una vorágine de perros que ladran y juegan a saludarme.

¿Estará  loca cada día más como dice su propia canción? Es mi duda;  pero al ver un parque impecable, la casa ordenada con sus instrumentos musicales plenos de vida  y al ver cómo me prepara un mate amargo exquisito, deniego la duda. La charla se ha iniciado, enciendo el grabador  porque ya me ha dejado  regulando un par de veces y sólo en la bienvenida…

 

Claroscuro: Sos una artista que siempre se está reeditando. ¿Buscás redescubrirte permanentemente?

Celeste Carballo: Se trata de vivir. Vivir, simplemente y punto. Hay quien le encanta enroscarse el bocho con su propia vida o con la vida de los demás. Juego para otro equipo. Estoy en el equipo de las personas que viven el hoy. Si  me tengo que enroscar la cabeza, lo hago con la canción que estoy escribiendo ahora. Por ejemplo,  hay una parte que no me sale, o  que se me pegó, o quiero encontrar un beat, o estoy grabando, me falta un cable y lo tengo que ir a conseguir. O vienen los músicos para ensayar y vemos cómo suena, entonces evaluamos subirla a Youtube para ver que dice la gente, etcétera… Esos son mis enrosques.

CO: Estás metida ahí con todo tu ser

CC: ¡Soy una máquina de producir!

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CO: Una creativa

CC: Un artista es una pequeña mini PYME de creatividad; en la música es mi caso. Vivo produciendo música. Eso es lo que hago.

CO: También pintás. ¿Esa actividad la tomás como un hobbie?

CC: También hago música como hobbie, es decir, no estoy pensando en una visión comercial al crear una canción. Hago la música que me sale, que me gusta, influenciada por lo que leí y  lo que estudié. No paro de hacerlo desde los 8 años. Disfruto creando música, de otro modo no lo haría; me pondría una verdulería, que se yo…

CO: ¿Jamás buscaste ser comercial?

CC: No tengo ese don. Hay quienes si lo tienen y ¡bienvenido! Tengo el don de  cantar, después si el tema tiene que ser un hit, que se encargue la vida misma.

CO: ¿Llegar a quien eres hoy, ha sido un aprendizaje?

CC: Porque crecí con Don Vicente Carballo y Doña Elisa Carballo de Carballo. Si bien somos ocho hermanos, soy la menor, y nos fuimos a vivir al campo casi solos, ya que mis hermanos mayores se quedaron en Buenos Aires, crecí con mis padres muy cerca.  Ellos trabajaban todo el día en la casa, en la granja. Yo vivía todo el tiempo aprendiendo de ellos. Disfrutaba de leer revistas de historietas, comics, libros de ajedrez de mi papá y cada semana retiraba un libro de la biblioteca del colegio.

CO: ¿El hábito de la lectura también lo heredaste?

CC: Sí. Mis padres leían por las noches. Es más, ellos fundaron su noviazgo en base a leer el mismo libro a distancia y comentarlo por correo.

CO: ¡Una historia romántica y de gran constancia!

CC: Y… estaban lejos y no había e mail, ja ja…

CO: Qué otras cosas te fue dejando tu niñez en el campo

CC: Jugaba con barro, con piedritas, tenía mis perros, mis gatos, a los que mi madre no dejaba entrar a la casa, pero yo igual los hacía entrar a escondidas. También tenía mis responsabilidades. A determinada hora  darle de comer a las gallinas, o ir a buscar las vacas.

CO: ¿Hacia qué año?

CC: Era en los sesentas. Época de sequía. Nuestro campo era chiquito, tenía 25 hectáreas y no quedaban espacio con suficiente pasto, entonces había que llevar las vacas a la calle. Mi padre las soltaba por las mañanas y de tarde las buscaba yo a caballo, se iban muy lejos.

CO: ¿Qué edad tenías?

CC: Esto transcurrió desde mis seis años, hasta los diez. Después  volvimos a Capital. Todas las tardes durante casi 5 años iba a buscar las vacas. Llevaba  larga vista, un rifle de aire comprimido que nunca funcionó, de pinta nomás.  Mis primos iban de vacaciones en invierno y por ahí se dejaban el atado de cigarrillos olvidado, era un condimento más para el personaje de película del oeste que creaba…

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CO: ¡Eras todo un personaje!

CC: Si, ja ja.  Cuando estaba lejos, encendía un cigarrillo y creaba guiones cinematográficos de historias cortas, de acción. Me encantaba el cine, las series de la tele y las revistas de historietas.

CO: ¿Revistas del estilo Patoruzito?

CC: Lo mío eran los comics de acción. Me encantaban esos dibujos.  Es más, me siguen gustando. Me cautivaban también los dibujos tipo naif. En las historietas de Disney por ejemplo; como trabajan los artistas en el uso de los colores plenos y las figuras.

CO: Y los dibujos y pinturas siguieron presentes siempre en tu vida

CO: Sí. Después me encantó Dalí. Mis juegos favoritos de entonces hoy se convirtieron en mi profesión.  En definitiva hago lo mismo. Me encantan las historietas, sólo que ahora las leo en Internet. Leo, hago música, aprendí a tocar todos los instrumentos que me gustan y trabajo con ellos.

CO: Evidentemente, desde siempre te permitiste vivir tu propia vida, siendo respetuosa de tus sensaciones. Lo que a priori puede parecer común o natural, pero no lo es, en un mundo donde muchos no viven su propia vida, si no la de otro.

CC: Entraste en un tema que tiene que ver con la Psicología. Otro de mis intereses es el eterno desafío de conocernos, o entendernos aunque fuera. Es interesante tu reflexión, porque tenemos esos mecanismos de negación del Yo,  todo un sistema necesita que el individuo se masifique.

CO: El sistema que nos quiere a todos iguales.

CC: Por ahí va la cosa. En mi adolescencia íbamos con mi hermana Violeta hacia la costa, en tiempos donde ella estrenaba una cupé Fiat re linda, tipo 1100.  Le pedí que parara en una estación de servicio para tomar un café. Mientras ella cargaba nafta  fui al kiosco de la estación. ¡Vendían libros! Antes vendían libros en las estaciones de servicio… ¡que grosso! Me quedé ahí clavada mirando los libros, hasta que encontré uno que me interesó: “Siddhartha”, una novela de Hermann Hesse.  Ese libro, que compré en esa ruta hace tantos años, es y será mi maestro hasta la eternidad.

CO: Un viaje hacia el encuentro con lo esencial de uno mismo

CC: Sí. Con Hermann Hesse a la cabeza. Después leí “Demian” y “El lobo estepario”. En esas tres obras fundamentales este gran escritor siempre nos habla de lo mismo. Como Atahualpa, que ha dicho “… Siempre estoy hablando del camino”. Hermann Hesse siempre está sugiriendo que el hombre debe salir de la manada y convertirse en individuo.

CO: ¡Menuda tarea en tiempos de globalización!

CC: En esa época, simultáneamente, Carl Gustav Jung luchaba en la ruptura con Freud, su maestro. La idea de que el hombre hace su camino de vida para volver a sí mismo, para llegar a sí mismo, le pertenece. También la idea de “Inconciente Colectivo” y  “Sincronicidad “, que no son temas de Charly García o Sting… ja já, ellos dos lo tomaron de Jung. Muy fuerte.

CO: Una mirada occidental que de alguna manera reproduce lo que antiguas filosofías orientales nos vienen diciendo hace milenios.

CC: No sé si definirlo como filosofías. Más bien se trata de gente práctica. Son aquellos que supieron ver.  Son simplemente visiones de mentes prácticas,  calificados de locos.

CO: ¿Llegaste? ¿O es el camino que se transita en forma permanente?

 

CC: Es que siempre estás yendo hacia alguna parte verdaderamente tuya.  Estudiar armonía y composición, piano, guitarra, batería y  bajo para ser directora de un grupo desde hace 30 años; eso vino muy bien.

CO: Vos te exploraste y en ese camino de buscarte a vos misma, encontraste de todo.

CC: Soy famosa, pero poco conocida. Muchas veces se ve una sola parte nuestra. Me interesa que la gente conozca bien de que se trata nuestra profesión. Celeste Carballo cantante es verdad, pero la cantante es sólo la punta del Iceberg. Todo lo demás que no se ve, es lo que está cimentando que la voz brille. Puedo componer, puedo tocar los instrumentos para componer a sabiendas de lo que estoy haciendo, porque los estudio…  Insisto, lo que ven de mí es  la punta del Iceberg.

CO: Aparte de tu talento, una laburante. Sin dudas.

CC: Me preparo y estudio.  Estudio inglés y no sólo para cantar con Peter Gabriel, también para  nutrirme y conectar con otra cultura. Si  toca viajar esta bueno poder conectar con la gente.  Y ahora  que salimos al mundo por internet, resulta básico aprender otros idiomas.

CO: Evidentemente nutrirse de conocimiento nos ayuda y nos conecta con lo que hacemos.

CC: Sin dudas. Se trata de aprender. Aprender a liderar un grupo, por ejemplo. Es algo que lo voy a intentar toda la vida y por ahí algún día aprendo, ja ja.  Sin embargo lo hago. O ser manager del grupo, o ser productora independiente, producir mis discos.

CO: ¿Hace muchos años que producís tus discos?

CC: Desde Live at The Roxy, año 1995, mi primer disco independiente. Después  Tercer Infinito, en el que me apoyaron y acompañaron otros artistas independientes como Luis Alberto Spinetta, Federico Gil Solá, Rafa Nasta, Fernando Lupano, Gonzo Palacios, y más. También DBN como sello que fabrica y distribuye a muchos artistas indie en Argentina. ¡Gracias para todos!

CO: ¿Los sellos discográficos se comen al artista?

CC: Ese tema demanda un largo desarrollo con muchas implicancias. Hablemos mejor de lo nuestro.

CO: Está bueno entonces ser independiente.

CC: No sé si está bien o está mal. No me hago el rollo. Los discos deben llegar a la gente, existir… y listo. Uno de mis discos independientes, “Celos”, ganó el Premio Gardel al Mejor Disco de Tango 2009.   Y jamás me hubiese imaginado que iba a ganar un premio por ese disco.

CO: ¿Ahí te animaste al tango?

CC: Hay tangos clásicos y de Piazzola, o sea también clásicos. Incluye  canciones como “Que suerte que viniste” y “Aprendizaje”, tangos inéditos de Dany Melingo y otros míos. Un disco centrado en el tango desde nosotros. Es un producto muy completo. Hubo mucho talento reunido y también corazón. Un amigo aportó  presupuesto para la producción, ¡genio total! Los músicos  excelentes de la nueva generación como Franco Polimeni en el piano, Paul Dourge  en bajo, Juanito Moro en batería y Federico Vázquez en el bandoneón.  Constanza Sánchez  lo grabó y mezcló con la gran calidad de su trabajo constante en la música clásica.  Para crear la idea del arte,  tuvimos dos meses de reuniones con el equipo; fotógrafo Tomas Barry, director del DVD Galel Maidana y  artista gráfico Ezequiel Black. Así hemos logrado poner a la verdadera Celeste en las fotos sin disfraz  de tanguera. Pura esencia.

CO: ¿Fue grabado en el Torcuato Taso?

CC: Sí. La idea inicial de hacer un DVD se amplió al CD por la excelencia del material. En nuestras reuniones las ideas volaban, iban y venían.  Hasta que Tomy, el fotógrafo, dijo “Yo quiero verla con esa remera de Nirvana que es la que más me gusta de todas las que usa normalmente”. Ahí todos estallamos de risa…..”¡es verdad!”. Y  fue lo que quedó…un montón de reuniones, ¿para llegar  donde…?

CO: A vos misma

CC: Tal cual. Fue el camino para llegar al sí mismo.

CO: ¿Hubo un porqué para cantar tangos?

CC: Debo confesarte que no me animaba a cantar tango en público. Pensaba “el tango no es para nosotros”.  Estuve como diez años con esa dicotomía. Aunque canto tangos desde los 8 años. Mis hermanos mayores cantaban tango en casa, por lo tanto pertenecía a ellos. Cuando yo lo cantaba en familia, era como que lo tomaba prestado. Lo mío era el rock.

CO: ¿Y cuándo se rompió esa dicotomía?

CC: Un día simplemente descubrí que sí, que siempre me había pertenecido. Pero es uno quien debe llegar a sí mismo. Tal vez un terapeuta te podrá guiar, pero el trabajo para llegar ahí es individual. A mí me pasó en referencia a este tema. Ya había grabado “El día que me quieras” con Charly García en “Chocolate Inglés”, lo canté durante años y aun así tenía la duda y no me decidía. Quien me dio el permiso, por así decirlo, fue Dany Melingo, en el año 2000. Cuando cayó con su repertorio y me invitó a cantar con él en su show. A partir de ese día comencé a escribir textos de tango. Poco después, un día me encontré con José Colángelo en un show donde me habían invitado a cantar tangos. Luego del show me dijo: “Me sorprendiste. Eres una grande. Te admiro”.  Le dije: “Mire maestro que también escribo textos de tango”, y él me respondió “Bueno, entonces quiero leer”.  Un día vino a mi sala, que estaba en San Telmo por ese entonces. Eligió “Buenos Aires no tiene la culpa” y a los dos meses trajo la música hecha. Lo grabamos en “Celeste Acústica Dos” con José Colángelo en el piano.  Algo que pensé que no me iba a suceder nunca, un gran privilegio.

CO: Cuando se tiene que dar se da…

CC: Fue la vida de todos confluyendo. En esa época también me encontré con Franco Polimeni, un gran pianista de tango de las nuevas generaciones, que ya venía tocando en mi banda rock.  Juanito Moro, hijo de Oscar Moro, venía tocando conmigo. Cuando supo que íbamos a hacer tangos me dijo “entonces no toco… no sé tocar tango”. Le dije “vení, tomá las escobillas…“¡y sí, podía tocar!

CO: Es animarse a lo distinto.

CC: Es ir abriendo caminos. A veces a mí me toca abrir la huella para que después vengan otros. Y está bueno ¡Vengan muchachos!

CO: Te tocó más de una vez abrir caminos… ser parte de la vanguardia.

CC: Será porque la vida me lleva antes ahí. Debo aceptarlo y hacerlo. Es mi profesión y eso mismo es lo que la gente muchas veces no entiende. Soy una laburante de mi profesión.

CO: Puntualmente ¿qué es lo que sentís que la gente no entiende?

CC: Mirá… Por ejemplo, cuando escucho sobre los créditos a las mini PYMES, me doy cuenta que no entienden que la producción de un disco también funciona como una PYME. ¿Por qué no nos consideran a los músicos que estamos buscando financiar nuestros trabajos en el mismo contexto de cualquier PYME?

CO: Claramente. Un disco es un producto que lleva gran trabajo y ocupa a mucha gente.

CC: Si. Pero no lo entienden. ¡No se dan cuenta! Por eso en cada oportunidad que tengo lo digo; para que se den cuenta, ¡hey!  ¡Los músicos que grabamos nuestros discos en forma independiente somos una mini PYME! Y estaría bueno que nos apoyaran. Así como le dan un crédito a uno que fabrica zapatillas, tendrían que hacerlo con aquellos que fabricamos canciones. Un disco es un producto. ¿Cuándo se van a dar cuenta?

CO: ¿No se dan cuenta o no quieren?

CC: Yo creo que no lo saben y hay que decirlo. De todas maneras, busquen en Internet que ahí estamos los que no salimos por televisión ni por la radio. En Youtube hay de todo, lo importante es aprender a tener un criterio de búsqueda.

CO: En 2001 nos sorprendiste con “Mujer de piedra” ¿Qué es lo nuevo que se viene de Celeste Carballo?

 

CECECARBALLO está en Youtube desarrollando nuevo material. Busquen por favor “Amor al blues 0001“, y ya está,  entraron en mi propio canal de tv online. Los espero con Amor al Blues. Love. Celeste, o cececarballo como me nombran los que van a los shows de todos los tiempos.

Gracias.

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