DIEGO ARMANDO MARADONA


HAY FOTOS EN EL ALMA QUE NO SE PODRÁN BORRAR JAMÁS 

vivi vila
Por Viviana Vila.

                                                                                                                     

 

Alguien dijo que  su sonrisa era “gardeleana”.

Muchos  han desplegado su sapiencia para realizar  apreciaciones que exceden el sentimiento,  aportando rigurosos estudios sobre su talento sobrehumano.

Algunos lo condenan a repetición desde el análisis  pequeño y descontextualizado,  a partir de la incapacidad para observar sus propias limitaciones.

Nadie ignora su presencia (es imposible).

Todos, los futboleros, los que quieren serlo, los que se asoman de reojo, las que quieren pertenecer, los poderosos, los mendigos, los de aquí y los de mas allá, se fusionan en una extraña mezcla de amor y fascinación por un ser que no parece humano pero que es simplemente un hombre que busca todo el tiempo ser y decir.

Diego Armando Maradona, es distinto. Tiene luz propia. Sus destellos penetran cada rincón del universo sin proponérselo y con el excesivo peso que eso significa. 

diego balnco y negro (7)

 

Claroscuro: ¿Qué sentiste cuando te dijeron que ibas a entrenarte con la Primera de Argentinos?

Diego Armando Maradona:  Yo estaba jugando en la séptima división y recuerdo que el dirigente de Argentinos, de apellido Rey, me dijo que tenía que ir a entrenar con la tercera y la primera que practicaban juntas. A mi me pareció que era demasiado, que era fantástico.

En inferiores entrenábamos en Comunicaciones y teníamos por ahí dos o tres pelotas para todas las divisiones, y los de Primera que entrenaban en la cancha de Argentinos, tenían un montón de pelotas. Para mi era como ir a Disney World.

Fui a entrenar, después jugamos un partido con la tercera en la cancha de Los Andes donde me pusieron en el segundo tiempo muy pocos minutos, ahí me vio Juan Carlos Montes (el técnico de la Primera), me empezó a seguir más detenidamente en los entrenamientos y a partir de allí fui formando parte hasta que debuté contra Talleres.

 

CO: Muchos de los que te vieron jugar en Argentinos sostienen que ese fue el mejor Maradona, ¿vos qué crees?

DAM:  Creo que la frescura que mostré en los primeros partidos fue la atracción de todos. Muchos me dicen, inclusive mi viejo, que como yo jugué en Argentinos Juniors no jugué en ningún lado. Mis cuñados dicen que como yo jugaba en inferiores no volví a jugar nunca. Es la apreciación de cada uno.

Yo digo que el nivel que alcancé en el Nápoli, no lo alcancé en otro lado. Tal vez, algunos pasajes del Mundial ’86, pero ahí fueron momentos. En el Nápoli alcancé una regularidad muy grande, jugué muchos campeonatos seguidos, fui el extranjero que más partidos seguidos jugó.

Cuando fui al Barcelona no pude jugar un campeonato seguido y eso me preocupaba. Primero por la hepatitis, después por la quebradura del tobillo y eso me hacía volver un poco loco por no poder terminar un campeonato. Cuando fui al Nápoli, me lesionaba y no importaba, jugaba lesionado porque estaba muy preocupado por terminar los 90 minutos de cada partido.

 

CO:  Hablemos del Nápoli. ¿Cómo jugaba tácticamente ese equipo y cómo jugabas vos dentro de ese esquema?

DAM:  Yo jugaba suelto. Jugábamos con tres en el fondo por lo general, dos carrileros que eran Crippa y De Nápoli. La pelota generalmente no tocaba la mitad de la cancha, se pasaba con pelotazos la mitad de la cancha, íbamos enseguida a poblar el campo de ellos y achicábamos mucho.

Nosotros sabíamos que generalmente los italianos no tenían mucha técnica, entonces casi les regalábamos la pelota a los defensores italianos, los presionábamos y les quitábamos el balón en su propia zona defensiva y ahí teníamos posibilidades más concretas. Nos hacían marcas personales a mí, a Giordano, a Carnevale o a Careca cuando vino después, y nosotros nos sacábamos la marca y por lo general quedábamos dos contra uno. Eso fue en el segundo año, porque cuando llegué éramos realmente una banda, al término de la primera rueda del campeonato teníamos 9 puntos y peleábamos el descenso. Después sacamos 23, casi tantos como el Verona que salió campeón.

Tácticamente yo siempre me moví con mucha soltura, no tenía una táctica prevista por el técnico.

 

diegote (7)CO:  Fue tal el brillo que generó el gol inmortal que le hiciste a Inglaterra en México, que ese partido opacó muchas otras cosas de ese torneo que fueron excelentes. Por ejemplo, el partido ante Bélgica por semifinales fue un partido perfecto de la selección Argentina.

DAM:  Sí, totalmente de acuerdo. En el primer tiempo de ese partido merecimos mucho más de lo que nos llevamos. Los presionamos muy bien y en el segundo tiempo tuvimos muchísimas posibilidades de gol.

Con respecto a ese partido, un día viene Dalma y me dice: “¿Papá, quién es el compañero tuyo que se perdió un gol impresionante abajo del arco y sin arquero?”. Yo no sabía de que me estaba hablando, fuimos a la habitación de ella y me puso el video de ese partido. Fue la jugada en la que yo lo paso a Pfaff (arquero de Bélgica), le engancho para adentro, se la tiro a Valdano y Valdano le mete “palo de golf” y la tira por arriba del travesaño.

Pero como bien decís, ese partido nuestro contra Bélgica fue casi perfecto.

 

CO:  Cuando hace el gol Burruchaga en la final ante Alemania lo miraste a Arpi Filho como diciéndole “¡termináme esto por favor!”.

DAM:  Sí, porque eso era una tortura. Después de ir ganando 2-0, que te empaten, era para morirse. Cuando hace el gol Burru, yo decía ya está, no quería seguir sufriendo, a ver si nos tiraban un centro otra vez y volvíamos a lo mismo.

Después del partido, cuando fui al control antidoping, Briegel en un perfecto italiano me dijo: “Diego, te felicito, nos ganaron muy bien, y gracias que hiciste el pase gol y metieron el tercero porque si íbamos al suplementario me moría adentro de la cancha”.

Y eso que Briegel tenía unos gemelos que parecían el cuadriceps mio.

Ellos estaban exhaustos, todos. Tal es así que cuando yo le meto el pase a Burruchaga el que queda enganchado es Briegel.

 

CO: Fue muy bueno lo que contó Burruchaga cuando hizo aquel gol. Cuando se arrodilla para festejar, lo ve venir a Batista con su barba y se le cruzó un segundo por la mente que en vez de Batista era Jesús el que venía a abrazarlo.

DAM:  ¡Qué bueno! Y sí, fue un momento en el que tenía que aparecer Dios.

 

CO: Diego. Fuiste el máximo referente de la selección argentina, pero también lo fuiste de Boca Juniors.  ¿Qué significó tu paso por Boca? ¿Qué recordás de aquel primer gol de penal ante Talleres de Córdoba en la Bombonera?

DAM:  Fue muy lindo. Era algo que yo había estado esperando mucho tiempo, pero cuando se produjo el debut yo tenía un tirón en la pierna derecha y no podía jugar en realidad, pero eran más las ganas que tenía que el dolor que sentía. La Bombonera estaba a reventar y jugábamos contra Talleres que tenía un equipazo. Ganamos 4-1 y yo hice dos goles de penal.

Esa fue la apertura de un gran campeonato mío, de Miguel Brindisi, del equipo.

Pero sufrimos mucho para ganar aquel tornediegol (31)o de 1981 porque yo no arranqué como hubiese querido, estuve casi 10 fechas con el tirón encima, y cuando me pude recuperar llegó el partido con River.

 

CO:  Ese fue un partido que está metido en la historia grande. Aquel 3-0 en una Bombonera en penumbras.

DAM:  El primer tiempo de ese partido fue muy parejo. Me acuerdo que llovía mucho y de una expulsión que hubo en esa primera parte.

En el segundo tiempo jugamos a cancha abierta porque River nos dejó el contragolpe. Yo estaba muy rápido esa noche y el barro me favoreció muchísimo porque se la tiraba adelante a Passarella y Pavoni y pasaba. Estaba al caer el gol mío, porque yo esa noche tenía que hacer un gol.

 

CO:  Y el que llegó no fue un gol más.

DAM:  No, claro que no. La jugada la hizo en Negro Córdoba por la derecha y cuando él arrancó yo llegaba como nueve prácticamente. Vi que enganchó para adentro, le levanté la mano y él me tiró el centro. La bajé y por el barro la pelota se quedó pegada al piso, el Pato Fillol me achicó en puntas de pie como él hacía, pero yo le amagué para la izquierda y salí para la derecha. Le iba a pegar “tres dedos” para empujarla, pero cuando vi que cerraba Tarantini, la verdad que adorné la jugada para la gente. Cuando Tarantini se tiró, la puse rapidito al lado del palo.

 

CO:  Ahora que estás hablando de Boca, alguna vez soñaste jugar con tus hermanos con la camiseta auriazul. ¿Cómo viste la carrera de tus hermanos?, ¿Estaban para más?,  ¿Estás conforme,  ¿Les pesó el apellido?

DAM: No creo que los haya perjudicado el apellido, me parece que se lo bancaron bien. Acá cada uno puso su cara, nadie les regaló nada. Lo que yo les dije cuando decidieron jugar al fútbol fue que el apellido había que bancárselo por papá, no por mi.

Al Turco lo vi jugar en el juvenil sub 16 con Redondo y me pareció que hizo un campeonato extraordinario, incluso le hizo un golazo de tiro libre a Brasil. Después hizo una buena carrera en Japón.

Lalo anduvo a los tumbos, jugó algunos partidos en Boca, en Venezuela.

Se divirtieron, eso fue lo importante.

 

CO:  Diego, por último, ¿un caño o una gambeta?

DAM:  El caño es lindo, pero la gambeta terminada en gol como la que tuve la suerte de hacer contra Inglaterra y en un Mundial, es la jugada ideal.

 

 

diegol (25)El sur pobre se burló del norte rico italiano a partir de su  enorme figura, que llegó  en julio de 1984 y se quedó para siempre. En el ilimitado mundo del amor napolitano le compusieron un himno con rasgos de tarantela que vendió 200.000 copias en una semana.  La profecía se les cumplía a los que nunca habían tenido nada. Quizá fue por eso que Diego le regaló a un niño en Nápoli, los botines que le pidió para colgarlos en la pared de su habitación en lugar del rosario que lo acompañaba.

 El culto al 10 llega al extremo. Algunos lo elevan a la máxima categoría, a punto tal de crear una iglesia, por eso para ellos 1961 es el año 1 DD (Después de Diego) y marca el comienzo de la era Maradoniana.

 Maradona, artista en su juego, generoso en su andar,  también tiene a la contradicción como una de las  características más fuerte de su personalidad. Es un  hombre que jamás abandonó al niño rebelde, indomable, contestatario y caprichoso. Subversivo como Jesús  y el Che,  reproduce parte de su discurso tan irreverente como perenne.

Diego  tiene  mirada noble y tierna…definitivamente.

Como dijo Víctor Hugo en el relato mas escalofriante del gol mas fantástico: “barrilete cósmico ¿de que planeta viniste?, para dejar en el camino a tanto inglés, para que el país sea un puño  apretado gritando por Argentina…gracias Dios, por el fútbol, por Maradona, por estas lagrimas”.

Diego dijo que jugando al fútbol hizo feliz a mucha gente. Sin dudas es así.  Y por ello,  eternamente agradecidos.